El Osteópata piensa a sus pacientes a través de sus manos

Conectar. El 70% de nuestro cuerpo es tejido conectivo. Este tejido tiene mucha movilidad, es elástico y está más irrigado. Por eso hablamos de fluido.  El fluido conecta a todo con todo. Fluctúa, se mueve espontáneamente dentro del cuerpo. Pulsa. Late. Estas pulsaciones (del fluido) son las responsables de la expansión y retracción de los tejidos del cuerpo. La salud y la enfermedad dependen de la calidad de la circulación de este fluido. Una buena circulación asegura una buena salud. El organismo mejora su sistema inmunológico, uno está mejor preparado para defenderse de la enfermedad.


Fluir. El osteópata "dirige" y balancea el fluido con sus manos hasta que el cuerpo encuentra el equilibrio. Una mano puede sugerir una dirección y la otra recibe el movimiento y percibe como se acomoda por sí solo. Nadie puede forzar al fluido: las manos dan lugar a que el cuerpo sólo encuentre su centro.  Cuando el fluido llega a  las zonas lesionadas, doloridas, enfermas, la salud es restituida. 


Pensar. El pensamiento es conectividad y conectividad es también el  vínculo que se establece entre el paciente y el osteópata.  Pensar es cambiar físicamente la realidad. Los sanadores son aquellos que piensan en la salud y en la enfermedad de sus pacientes y el osteópata piensa a sus pacientes a través de sus manos, de sus ojos y de sus oídos, llegando a las profundidades del organismo, ayudando a que el fluido circule, a que el cuerpo encuentre su equilibrio y sane.


Nota original publicado en el Diario La Mañana de Bolívar.

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